Un cerebro resiliente se recupera de los atorones de la vida

Tiempo de lectura: 4 minutos

 

¿Te has preguntado alguna vez qué hace que algunas personas que vivieron  el mismo atorón de vida, toman caminos tan diferentes después y se recuperen más fácilmente que otras? Muy probablemente la diferencia sea un cerebro resiliente.

Imagina el caso de dos hermanos que vivieron bajo el mismo techo, con los mismos padres y experimentaron el mismo estrés crónico común en un hogar con un padre alcohólico: falta de apoyo emocional en la familia, incertidumbre y falta de confianza en el otro, violencia física y psicológica, etc.   Ahora imagina que años después uno de ellos llegó a estudiar una maestría y apoya a personas que vivieron o están viviendo cosas muy similares a las que él vivió en su infancia.

Historias como ésta no son raras. Y lo malo es que tampoco lo son sus opuestos. Imagina  ahora al otro hermano que se volvió alcohólico desde la adolescencia, no terminó sus estudios y ha lidiado con la adicción durante toda su vida adulta. ¿Qué hizo que cada uno tomara caminos tan distintos?

No hay una respuesta única pues muchos factores intervinieron para que así fuera.  Sin embargo sí que hay un ingrediente que se desarrolló más, de diversas formas, en uno de ellos: La Resiliencia, esa capacidad humana para afrontar y recuperarse de las adversidades y eventos estresantes, tanto familiares, en nuestras relaciones, en la salud, el trabajo y en la vida en general.

 

Resiliencia y neurociencias

La resiliencia, junto con otras habilidades humanas aliadas, como la determinación, tiene un gran impacto en el camino que toma nuestra vida, facilitando que nos podamos recuperar  de los atorones de la vida, o bien seguir atorados aún años después de que sucedió algún evento. Aunque la resiliencia nos ha acompañado durante toda la historia de la humanidad, es hasta relativamente hace poco que hemos comenzado a estudiarla científicamente a profundidad.


La resiliencia es una capacidad innata de nuestro cerebro,“cableada” gracias a la evolución


 

Ahora sabemos por los últimos avances en neurociencias que la resiliencia es una capacidad innata que se desarrolla en el  cerebro,  “cableada” gracias a la evolución. Cómo vamos desarrollando esta capacidad conforme vamos creciendo depende de nuestras respuestas a  nuestras experiencias de  vida y cómo esas experiencias esculpen los circuitos neuronales y el funcionamiento de nuestro cerebro, que  a su vez, influyen en nuestras respuestas. 

Entonces el que podamos recuperarnos después de los atorones de la vida, que a todos nos pasan, o nos quedemos atorados depende de nuestros patrones de respuesta aprendidos hacia otras personas o eventos.  Estos patrones pueden volverse rígidos, lo opuesto de la resiliencia, pues se encuentran grabados en nuestros circuitos cerebrales desde que éramos muy pequeñitos. Imagínate qué tan fuertes son que impactan la forma en que respondemos a los  retos y adversidades de la vida 30, 40, 50 años después ¡o más!


Gracias a los avances en neurociencias hemos comenzado a comprender cómo es que esos circuitos  pueden recablearse y reconstruirse en el cerebro. 


 

El músculo de la Resiliencia

Si hasta ahora habías batallado para sobreponerte de un evento adverso, o si sientes que no habías sido muy resiliente que digamos,  despreocúpate porque hay buenas noticias: La Resiliencia se puede desarrollar y fortalecer. Gracias a los avances en neurociencias hemos comenzado a comprender cómo es que esos circuitos  pueden recablearse y reconstruirse en el cerebro.  Imagínatela como si fuera un músculo que puede fortalecerse con el tiempo en cualquier momento de la vida. Así podemos recuperarnos más fácilmente de un mal día, una mala racha, el desempleo, la ruptura de una relación,  la muerte de un ser querido, la quiebra de un negocio, etc.

Desarrollar y fortalecer el músculo de la resiliencia es posible y por experiencia te lo puedo asegurar.  Y también te puedo comentar que uno de los principales obstáculos para cultivarla son las creencias equivocadas que tenemos de ella. He notado que muchas personas cuando escuchan hablar del tema  dicen: “Bien, pues a mí no me hace falta, yo soy muy fuerte”, “Eso de cultivarla es para débiles de carácter” y otras por el estilo.

En apariencia podría parecer que efectivamente mucha gente es fuerte, pero recuerda la resiliencia no es igual a “Muchos huevos” o “fuerte”, “invulnerable”. Es una capacidad que sin hacer a un lado lo que estamos sintiendo en ese momento, nos permite la flexibilidad de elegir respuestas  más saludables a lo que estamos viviendo en lugar de que nuestro cerebro reaccione como ya está acostumbrado, en piloto automático.

 

Resiliente  vs  Poco Resiliente

Te voy a dar algunos ejemplos de comportamientos resilientes y otros no tanto:

En condiciones de estrés:

Resiliente: Salir a caminar a para despejar la mente.

Poco resiliente: Salir a tomar alcohol.

 

En una discusión muy fuerte:

Resiliente: Respirar y aplicar la plenitud mental, reconociendo  lo que  estamos sintiendo y lo que el otro siente y dice.

Poco resiliente: Perder la cabeza, gritarle al otro, incluso llegar a los golpes.

 

En el trabajo en una junta muy estresante:

Resiliente: Reconocer los errores propios y ajenos, asumir responsabilidad propia y comunicar de forma asertiva con lo que no estamos de acuerdo y las faltas de los demás.

Poco resiliente: Apuntar y culpar a los demás, “sacudirse” las responsabilidades propias, gritarle a los demás porque no actúan como uno quisiera  (un ex jefe hacía esto a cada rato),  e incluso salirse a media junta para ya no regresar.

 

Con los hijos pequeños cuando han roto algo por accidente:

Resiliente: Respirar y reconocer que todo lo material es impermanente. Mirarlo, mirarla a los ojos haciéndole saber que fue un accidente y que tenga más cuidado con este tipo de objetos en el futuro.

Poco resiliente: Gritarle, darle de nalgadas y decirle cosas como: ¡Qué tonto/tonta  eres!, ¿Que no te fijas en lo que haces?, etc.

 

Como puedes ver hay muuuchos comportamientos poco resilientes que pueden realizar personas aparentemente “fuertes”. Son respuestas grabadas en el cerebro y que nos salen en automático. Lo bueno y gracias a que tu cerebro es plástico (tiene capacidad de cambio)  nunca es tarde para comenzar a cultivarla,  cambiando poco a poco a tu cerebro para que elija nuevas experiencias internas, o con las demás personas, más saludables, haciéndolo más resiliente.

En este Curso de Resiliencia  en línea  aprenderás múltiples técnicas y herramientas que te ayudarán a hacerlo. 

 

VER DETALLES

                  

Edgard Ramirez on EmailEdgard Ramirez on LinkedinEdgard Ramirez on Twitter
Edgard Ramirez
Edgard Ramirez
Viajero de nacimiento, coach y psicoterapeuta especializado en hipnosis ericksoniana por elección. Te ofrezco herramientas para reinventarte desde ésta y las neurociencias, pues acelera el cambio y la resolución de problemas de mis clientes.

Será un honor acompañarte