Reporte Mundial de Felicidad 2020
En plena emergencia por el coronavirus salió el Reporte Mundial de la Felicidad 2020. ¿Habrá algo que podamos aprender del país más feliz para responder a la pandemia?
Ante una situación que honestamente jamás pensé vivir, podría parecer poco oportuno publicar el Reporte Mundial de Felicidad que se realiza cada año desde el 2012. Tal acción nos invita a cuestionarnos si de verdad es posible cultivar la felicidad a pesar de adversidades justamente como ésta que vivimos en todo el mundo. Pero de acuerdo a los autores del reporte y a numerosos investigadores y psicólogos con los que concuerdo, son precisamente estos momentos cuando tenemos que voltear a revisar qué es lo que hacen los finlandeses para colocarse por tercer año consecutivo como el país más feliz del mundo. Tal vez algo podríamos aprender de ellos.
Son los momentos de crisis, como la que vivimos actualmente por el coronavirus, los que nos llevan a realizar ajustes y cambios que de otra manera en condiciones de “rutina normal” podríamos pasar por alto. Es justamente el deseo de recuperar ese status quo que sentimos perdido lo que puede impulsarnos a cultivar virtudes y emociones positivas, o sea lo mejor del ser humano. Así que echemos una mirada a los finlandeses y a ese concepto que llaman “sisu”, una palabra que engloba una determinación, valor y estoicismo nacional.
Lee aquí: Reporte Mundial de Felicidad 2021
La Felicidad: estado o proceso
Para muchas personas la felicidad es un estado ideal en el que uno sonríe todo el tiempo, ya no tiene problemas y puede expresar asertivamente sus emociones. Si seguimos esta línea los primeros sorprendidos en considerarse los más felices son los mismos finlandeses, dice Meik Wiking, CEO del Instituto de Investigación de la Felicidad, un think tank independiente en Dinamarca que estudia la felicidad y el bienestar. Yo coincido plenamente con Wiking, pues he tenido la oportunidad de conocer y convivir con varias personas de los países nórdicos, finlandeses incluidos, y en general, no se caracterizan por ser muy expresivos emocionalmente.
“Ellos rara vez expresan intensamente la alegría o la rabia, son muy distintos a la gente de Latinoamérica por ejemplo. Para los finlandeses la felicidad se refiere más a tener una vida más reservada, balanceada y resiliente.”
Meik Wiking
CEO del Instituto de Investigación de la Felicidad
De acuerdo a John F. Helliwell, uno de los editores del reporte mundial de la Felicidad, el reporte la considera como una medida de satisfacción general con la vida y la confianza de vivir en un lugar donde la gente se cuida unos a otros. Esta visión de felicidad coincide ampliamente con aquella de la Psicología Positiva, con la que yo concuerdo.
Concebir la felicidad como un proceso más que un lugar al que uno llega nos permite construirlo a lo largo del tiempo. Como te he dicho aquí muchas veces nos abre la puerta para cultivarla día con día. De esta forma dejamos de lado creencias que poco o nada ayudan para “alcanzar la felicidad”, como buscar sonreír el mayor tiempo posible, ser el que “nunca se enoja” o regocijarse por “vencer a sus adversarios”. Los finlandeses son los más felices, al menos de acuerdo a este reporte, porque confían y se interesan en el bienestar de los demás.
Felicidad en tiempos de coronavirus
El reporte mundial de la felicidad 2020 muestra varias lecciones de las que podemos aprender como país. México cayó una posición con respecto al reporte del 2019, ubicándonos este año en el número 24. Sí, es cierto que la situación por el coronavirus plantea retos mayúsculos al respecto, pues millones de personas temen por su salud, pero también por conservar sus ingresos que muy probablemente se verán afectados por la pandemia.
Es importante recalcar que a diferencia de los finlandeses, quienes confían en su gobierno, sus instituciones y su policía, la polarización social en que nos encontramos en nuestro país actualmente impone otro reto para llegar a esos niveles de confianza en los demás que sí tienen los países nórdicos. Sin embargo existen muchas cosas que podemos realizar a nivel individual para cultivar esa felicidad y también nuestra resiliencia ante el coronavirus, que ayudará a otros, pues tendrá un impacto en nuestro círculo más cercano, después en el siguiente círculo y así consecutivamente.
Acciones como conservar nuestras conexiones sociales durante este tiempo de cuarentena ayudan muchísimo a mantener nuestro bienestar individual e higiene mental, pero a la vez a reforzar el tejido social aunque nos encontremos en casa. Como dice Jeffrey D. Sachs, profesor de la Universidad de Columbia University y director de Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas:
“No podemos combatir esta epidemia únicamente a nivel individual, necesitamos muchas acciones compartidas”.
No solo es una cuestión de tener niveles de ingresos altos, aunque definitivamente es un factor que influye. Si ese fuera el caso Estados Unidos no tendría el lugar 18 en el ranking, posición en la que en los últimos años ha ido descendiendo también, pues como dice Sachs, la confianza en los demás se ha ido deteriorando en los Estados Unidos, es la idea de que estamos juntos en esto lo que está realmente a prueba.
Lee aquí: Reporte Mundial de Felicidad 2022
Felicidad a la mexicana
No tenemos el mismo escenario ni económico ni social de Estados Unidos, mucho menos el de los países nórdicos. Sin embargo aquí es donde nuestra actitud juega un papel fundamental en situaciones como esta que vivimos hoy. Pequeñas acciones pueden hacer una gran diferencia a nivel colectivo, por ejemplo comprar solo lo que necesitamos para un período de tiempo razonable. Esto contribuye a evitar la escasez de productos y que todos podamos adquirirlos. Cuando compras cosas de más pensando solo en ti y algunos cuantos de los tuyos te vuelves parte del problema y no de la solución.
Llegar a confiar en los demás como sociedad en un país como México puede parecer una tarea titánica. Sin embargo y como hemos visto en otros momentos la adversidad, en este caso el coronavirus puede sacar lo peor y también lo mejor que tenemos y logra, aunque sea de manera efímera, que nos unamos en un frente común, como por ejemplo los sismos del 2017, fortaleciendo el capital social. No eres responsable de lo que hacen los demás, pero sí de tus propias acciones o inacciones. Hoy creo que esta pandemia es un llamado a todos para hacer el pedacito de esa gran tarea colectiva: “Hacer lo que a ti te toca”.
Lee aquí: Cómo sentirnos bien y ser resilientes a pesar del COVID-19
De esta forma mandas el mensaje de que confías en que los demás harán su parte también. La felicidad en este 2020 puede que no se refleje en cuánto sonreímos, sino más bien en sentir que estamos en esto juntos. El cambio está adentro de cada uno de nosotros.
Únete al Canal de Neuroresiliencia en Telegram y recibe mis publicaciones.