Reporte Mundial de Felicidad 2018: ¿Podemos aumentar nuestros niveles de felicidad?
El reporte Mundial de Felicidad 2018 ya salió y nuevamente vuelve arrojar resultados similares al del 2017, colocando a un país nórdico en el primer lugar de felicidad. México pasó del lugar 25 en 2017, al lugar 24 de la lista. Considerando la situación que vivimos en el país, ¿Hay algo que podemos hacer a nivel individual para aumentar nuestros niveles de felicidad? Así es, aquí leerás una técnica.
El año pasado Noruega se colocó como el país más feliz del mundo, el antepasado había sido Dinamarca y este año fue el turno de Finlandia, según el reporte Mundial de Felicidad 2018 que elabora la Organización de Naciones Unidas (ONU).
Las variables que la ONU toma en cuenta para elaborar este reporte abarcan principalmente:
- La expectativa de vida saludable que tiene su población
- El capital y apoyo social (contar con alguien en tiempos difíciles)
- PIB per cápita
- La felicidad de su infancia
- La ausencia o presencia de corrupción
- La generosidad de su población
- La percepción de bienestar.
¿Cómo andamos en México?
A pesar de ser el peor calificado en percepción de corrupción de los países miembros de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) y que casi la mitad de su población está en situación de pobreza, escalamos una posición. Pasamos del lugar 25 en 2017, al lugar 24 de 156 en 2018 y somos el segundo país latinoamericano más feliz después de Costa Rica (lugar 13).
Lee aquí: Reporte Mundial de Felicidad 2019
Lee aquí: Reporte Mundial de Felicidad 2020
La percepción por encima del PIB
Pues bien, estos sondeos recogen variables macroeconómicas, como el PIB, el cual no necesariamente es un determinante de la felicidad, pues como arroja el estudio, Finlandia tiene un PIB menor al de sus vecinos nórdicos y aun así se ubicó el primer lugar. Sentirse seguro, tener una expectativa de vida saludable, sentir que puedes confiar en los demás como sociedad -por ejemplo la policía finlandesa es percibida como la más confiable del mundo- todas las variables en conjunto forjan una percepción global de una muestra de sus habitantes.
Justamente el bienestar que también recoge este estudio es una percepción individual y en el que me voy a centrar aquí, pues prácticamente corresponde a lo que numerosos estudios científicos utilizan para medir los niveles de felicidad y en el que podemos incidir más fácilmente a nivel individual.
La Felicidad desde la ciencia
Seguro te preguntarás ¿Qué es la felicidad? ¿Se puede medir científicamente? La respuesta es sí, delimitando lo que vamos a medir. No se trata de horas/sonrisa, ni del número de brincos de euforia al día de una persona, pues como lo dijo Buda:
“La vida implica inevitablemente experimentar dolor y frustración, son los primeros dardos.”
Por ello y sin ignorar las adversidades que inevitablemente todos enfrentamos a lo largo de nuestra vida, la felicidad desde la ciencia contempla un panorama general. Ed Diener, también llamado el “Dr. Felicidad”, considerado el psicólogo investigador líder en la felicidad humana y para realizar estudios que pudieran medir sus niveles, acuñó el término de “Bienestar subjetivo”. O sea, cómo percibe cada quién su vida en general, con todo lo bueno y no tan bueno.
Esto tiene sentido y podríamos compararlo con una película en la que hay escenas que tal vez no te gusten tanto o te aburren. Yo aprovecho esas escenas para servirme algo de tomar. El punto es que con todo y esas escenas la película te gustó, te dejó un buen sabor de boca en general.
Pues así es ese bienestar subjetivo del que habla Diener y otros investigadores del tema, como Sonja Lyubomirsky, profesora del Departamento de Psicología de la Universidad de California quien define la felicidad como:
“La experiencia de gozo, alegría o bienestar positivo combinado con una sensación de que mi vida es buena, valiosa y tiene un sentido”.
Esto es fundamental, pues el experto en tu vida eres tú mismo, tú misma.
¿Y cómo aumentar los niveles de felicidad?
Tal vez a nivel individual no podamos hacer gran cosa para subir el PIB per cápita, pero sí podemos ir fortaleciendo nuestro capital social inmediato, esa red de personas en las que nos sentimos apoyados. Ir construyendo lazos sólidos, pues nuestras relaciones tiene un impacto en nuestro sistema nervioso y por consecuencia en nuestra felicidad. Claro, esto se lleva tiempo en construir. Seguro te preguntarás, ¿qué puedo hacer hoy para comenzar a aumentar mis niveles de felicidad? He aquí una técnica que puedes empezar desde hoy:
Cuenta las bendiciones que tienes hoy
Hay días malos con “M” mayúscula, pero aun en esos días pasan cosas buenas, solo que por la tendencia de nuestro cerebro a la negatividad, es menos probable que las notemos.
Por la noche busca y escribe 3 cosas buenas que sucedieron o tuviste en el día y al lado escribe por qué crees que sucedieron. Chiquitas o grandes no importa, puede ser que tuviste agua caliente para bañarte, comiste algo que te gusta durante el día o recibiste un mensaje de alguien de quien hacía tiempo no tenías noticias.
Martin Seligman, pionero en Psicología Positiva, realizó un estudio en 2005 acerca de esta práctica, encontrando que hasta 94% de quienes la llevaron a cabo diario por dos semanas incrementaron significativamente sus niveles de felicidad que se extendieron hasta por 6 meses.
Imagen: Gaye Gerard/Getty Images AsiaPac
Esta sencilla práctica es muy efectiva pues va además de que deliberadamente te ayuda a recordar y apreciar lo bueno que sucedió en el día también va entrenando a tu cerebro a notar y a “saborear” lo bueno. Así poco a poco vas notando más fácilmente las cosas buenas a tu alrededor que antes podían pasar por alto.