Mi maestro el pulpo: una lección de espiritualidad y resiliencia
Hace unos días vi este documental de Netflix del que no esperaba mucho y la verdad me fascinó. Mi maestro el pulpo es una lección de vida, de naturaleza, de resiliencia, de espiritualidad y de interconexión.
Foto de Pia en Pexels
Se trata de Craig Foster, un documentalista sudafricano y buzo que atravesaba un período difícil en su vida. ¿Quién no ha vivido alguno? Foster al igual que muchos de nosotros cuando estamos en este tipo de momentos en nuestra vida buscó terapia para sanar y encontrar nuevas opciones a su situación, solo que en su caso la terapia consistió en adentrarse a la naturaleza misma: el océano frente al cual vivía en Ciudad del Cabo.
Con solo el equipo esencial, Foster se adentra en el mar, maravillándose de la biodiversidad que se encuentra a unos cuantos metros de la orilla. Cada inmersión descubre algo y va cambiando poco a poco su perspectiva. Un buen día aparece la figura central del documental: una figura extraña en el fondo del mar, con un montón de conchas y piedras que la cubren llama su atención: es un pulpo camuflajeándose cual si fuera un ser humano con los objetos a su alcance. Foster intuye la oportunidad de aprendizaje que está ante sus ojos por lo que decide buscarlo diario, por más de 300 días.
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Viaje de transformación
Cada inmersión va cambiando poco a poco a Foster y su nuevo amigo. El pulpo quien al inicio lo considera una amenaza, va perdiendo ese miedo hasta el punto en que literalmente “le tiende una mano” o mejor dicho, un tentáculo a su también nuevo compañero. Lo deja “entrar” en su vida. ¡Wow! Aquí comienza un viaje de interconexión en el que ambos van explorando y aprendiendo del otro.
Más allá de mostrar una faceta de inteligencia de la que son capaces los pulpos: elegir adornos, ponerse objetos encima para esconderse, su creatividad, etc. Lo que más me llamó la atención -y que no imaginaba en un pulpo- es esa especie de “apego” que muestra hacia Foster, propia de los mamíferos y que es posible por la corteza prefrontal de nuestros cerebros más desarrollada que en otros animales. Se crea una relación de confianza entre ambos.
Puedo imaginarme que Foster más que obsesionarse, se va encariñando con su nuevo amigo, como lo expresa cuando observa a un tiburón arrancarle un tentáculo y el pulpo huye herido. Menciona que quiso intervenir pero sabía que al hacerlo estaría interfiriendo con el mundo natural. Con el tiempo descubre que su amigo no murió en el ataque. Y cuál fue su sorpresa -y la mía también- al notar que un nuevo tentáculo ¡comenzaba a crecerle! Presenciar la resiliencia de la naturaleza en acción me llenó de asombro.
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Conexión natural
Este viaje emocional muestra a un pulpo en todas sus facetas, como depredador, como víctima, como creativo y también como dador de vida. ¿Y no somos muy similares los seres humanos? En su corto ciclo de vida, apenas 1 año o menos- el pulpo después de reproducirse muere. La conexión que ha creado con Foster –y con muchos espectadores incluyéndome- es tan fuerte que al final sentimos tristeza por la muerte del molusco.
Mi maestro el pulpo es más que un viaje de interconexión con la naturaleza, una sensación familiar para quienes somos amantes de ella y que va cambiando con el tiempo. Al inicio podemos sentirnos ajenos, de fuera, pero poco a poco va transformándose en una sensación de “estar en casa”, una de las experiencias espirituales más universales que podemos experimentar los seres humanos. Y es que de verdad la naturaleza sana.
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De hecho Foster menciona al final, que una de las experiencias más excitantes en su vida ha sido llevar a su hijo a caminar por la costa y mostrarle las maravillas de la naturaleza. También que había recibido mucho de ella (todos hemos recibido mucho) pero que ahora podía dar de vuelta y sentía mucha energía para hacerlo. Y por si fuera poco menciona cómo percibe que la naturaleza ha afectado a su hijo, fomentando en él una mayor conciencia de sí mismo, un sentido de confianza increíble y sobre todo: una amabilidad especial, que en palabras de Foster es lo que miles de horas en la naturaleza le puede enseñar a los niñas/niñas ¡Wow! No dejo de asombrarme cómo la naturaleza nos transforma.
“Me enamoré de ese pulpo, pero también de esa naturaleza increíble que representaba y cómo ésta última me cambió, haciéndome sentir que no era un visitante, sino parte de ese lugar”
Craig Foster
Para mí este documental es un regalo espiritual para la humanidad que nos recuerda nuestra vulnerabilidad pero también la magia de estar vivos y pertenecer a un gran orden.
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