Metas inspiradoras para vivir un año inspirador
Antes de quedarte con propósitos de año nuevo ya conocidos, puedes hacer una pausa y enfocarte en lo que de verdad te inspira a vivir tu versión más armónica.
En estos días tal vez te encuentres aun con energía y decisión para trabajar en tus metas y objetivos de año nuevo. Para muchas personas la segunda semana del año es la frontera en la que muchos propósitos ya no pasan. En buena parte podría deberse a que algunos de esos propósitos no les inspiran lo suficiente para mantener el ritmo necesario para concretarlos.
En sesión con consultantes cuando me comparten algunos de sus propósitos indago un poco más para saber desde qué lugar están estableciéndolo. Seguido me encuentro que son propósitos tomados desde el “yo debería” más que desde el “yo ideal” o como me gusta decirle, un ” yo versión más armónica”. Esto pareciera ser una mera cuestión de semántica, pero la realidad es que estos diferentes “yos” desde donde tomamos decisiones activan distintas redes neuronales de nuestro cerebro. Y como te he mencionado aquí en múltiples ocasiones, nuestro cerebro marca lo que terminaremos haciendo, abandonando o mejorando.
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Armonía vs Deber ser
Las metas y objetivos que son tomadas desde una motivación autónoma (“yo ideal/ yo versión más armónica”) son metas que las personas quieren realizar, tienden a ser más divertidas, son interesantes y les resultan más atractivas. En cambio una meta elegida desde el “yo debería” implica una motivación controlada, se siente como algo que tenemos que hacer, hay algo de presión asociada a la meta. Ojo, no quiere decir necesariamente que una meta de motivación controlada sea mala. Más bien puede ser que ese tipo de metas y objetivos puedan resultar aburridas o pesadas después de un tiempo y la persona termine claudicando. No hay un esquema perfecto entre cuantas metas y objetivos de determinada motivación son ideales. Todo depende de ti y quién deseas ser.
Por ello, antes de que hagas una laaaaaarga lista de puntos que muy probablemente estarán en la lista del siguiente año, es aconsejable que seas despiadadamente honesto/honesta contigo y reflexiones sobre el tipo de vida al que aspiras en lo más profundo de ti. ¿Quién quiero ser? ¿Qué aspiro a hacer con mi vida? Esto inicia una visión personal que si es lo suficientemente inspiradora, encenderá la motivación para iniciar y mantener los cambios necesarios en el camino a lograrlo.
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El deber ser disfrazado
Ahora bien, es común que la persona, y lo he visto muchas veces, crea que sus metas son genuinamente desde su “yo ideal”, cuando en realidad fueron tomadas desde el “yo debería”. Este “yo debería” podemos entenderlo mejor como un “yo ideal” pero impuesto sobre nosotros por alguien más o incluso por nuestros propios deseos de COMPLACER a otros. O sea, representa lo que otros creen que deberíamos ser, o lo que nosotros mismos pensamos que deberíamos ser, más que lo que genuinamente quisiéramos ser.
La consecuencia de esto en el corto plazo es que el cambio de comportamientos necesarios para lograr lo que se propone no se sostiene en el tiempo, durando muy poco. A largo plazo los elementos del “yo debería” pueden permearse hasta el yo ideal y comenzar a ahogarlo, provocando que años después un buen día nos demos cuenta que hemos perseguido objetivos que en realidad no queríamos ni nos satisfacen del todo. ¡Zaz!
Y entonces ¿por dónde comenzar? Aquí uno primer paso:
Imagina cómo quieres vivir
Y no me refiero únicamente a cosas o aspectos extrínsecos: casa, trabajo, carro, posición, etc. Sino a cómo te sentirías con todo detalle viviéndote cómo quieres vivir, entrando en esa casa, llegando a ese trabajo nuevo, conduciendo el carro, conectando con los demás, etc. Recuerda que estás explorando el “yo ideal/ yo más armónico”, la fuente de TU inspiración para dar pasos que te vayan acercando cada vez más a ese yo.
Por ejemplo, un consultante al que llamaré Esteban, logró identificar una gran inspiración para él que en ese momento estaba llevando a cabo en su trabajo: impactar a los demás. Pero él mismo reconoció que no solo lo llevaba a cabo con sus compañeros y subalternos, sino que podría hacerlo en diversos escenarios fuera de esa empresa, algo que hasta ese entonces no había contemplado.
Me dijo: “Me inspira impactar a otros en mi trabajo, me lo han dicho, pero también quiero hacerlo apoyando a desarrollar pymes”. En un ejercicio que hicimos pudo verse, y lo más importante, sentirse viviendo cómo impactaba a los demás en escenarios distintos a los que conocía hasta ese momento. Así pudo conectar con esa inspiración profunda de su “yo ideal/yo más armónico”.
Como Esteban, varias personas con las que he realizado este ejercicio viven momentos muy emotivos, su fisiología cambia y algunos incluso derraman lágrimas al entrar en contacto con un “yo” al que hacía tiempo habían dejado de lado. Su motivación se transforma y comentan estar mucho más dispuestos a tomar las acciones que sean necesarias para lograr esa visión inspiradora.
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Como puedes ver entrar en contacto con ese “yo ideal/más armónico” nos inspira a realizar las acciones y/o hacer cambios necesarios para materializar esa visión. Nos apoya y conduce a establecer pequeños pasos, o a veces grandes, que nos van acercando a eso que nos hace sentir vivos.
Así que este año antes de quedarte con propósitos de año nuevo ya conocidos, puedes hacer una pausa y enfocarte en lo que de verdad te inspira en lo más profundo de ti. ¿Cómo puedes vivir de forma que reflejes tu versión más armónica? Y desde ahí será mucho más sencillo fijar propósitos, metas y objetivos que te apoyen a vivir un año inspirador.
Vive un año inspirador, vive tu versión más armónica. Yo te acompaño.
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