La humildad: meta-habilidad clave de la resiliencia
La humildad es una meta-habilidad humana que nos permite reconocer nuestras limitaciones y en qué aspectos necesitamos apoyo para superar adversidades.
Foto de Arnie Watkins en Pexels
Cuando yo era niño escuché muchas veces hablar de la humildad. Ya fuera en casa, con familiares, en la escuela o en misa, se utilizaba como un sinónimo de “pobreza” y así lo aprendí. Fue hasta mi primer entrenamiento de tipo terapéutico que la visión me cambió 180°. La humildad implicaba mucho más que ser pobre o de pocos recursos económicos.
Pies en la tierra
La humildad nos permite reconocer en dónde estamos, qué nos hace falta para llegar a dónde queremos, y en qué aspectos necesitamos recursos internos o externos para superar las adversidades que estemos enfrentando. Se dice fácil, sin embargo llevarla a la práctica a veces cuesta. ¿Por qué? Porque implica ser despiadadamente honestos con nosotros mismos. Humildad viene del latín “humilitas” que se compone de dos vocablos: “humus” = tierra y el sufijo “itas” = cualidad del ser. Quiere decir la cualidad de asentir a lo que somos, como somos, con los pies en la tierra. O sea, aceptar lo que es, clave para ser más resilientes y felices.
“Acepta lo que es. La aceptación de lo que ha pasado es el primer paso para superar las consecuencias de cualquier desgracia”
William James
Todos nos contamos historias de quiénes somos, de cómo creemos que nos perciben los demás. Poner a prueba ese autoconcepto y autoimagen puede asustar a más de uno. Sin embargo para superar las adversidades de la vida necesitamos reconocer qué recursos tenemos y cuáles nos hacen falta. Nos permite reconocer nuestros fracasos y capitalizarlos en experiencia y crecimiento. Incluso y por más que la literatura de autoayuda y la psicología “pop” proclame el clásico “nunca te rindas”, en ocasiones tenemos que hacerlo para corregir el rumbo. Eso requiere muuuucha humildad. Y si no estaba muy entrenada, como fue en mi caso personal, despreocúpate que la vida es tan generosa y nos pondrá las situaciones necesarias para desarrollarla.
Humildad y resiliencia
La humildad es una habilidad clave para ser más resilientes pues como ya viste, nos permite reconocer cuándo necesitamos ayuda, cuáles son los recursos con los que efectivamente contamos más allá de los que “nos contamos”. Además nos permite pedir esa ayuda cuando la necesitamos y aceptarla, como menciona el Dr. Joshua Hook, profesor de psicología de la University of North Texas. De hecho el grado de aceptación de la realidad es un predictor significativo de qué tanto una persona superará la adversidad. Y existen dos recursos invaluables que al cultivarlos en el tiempo, nos van llevando a aceptar lo que es y a ser más resilientes: la conciencia plena o mindfulness y la autocompasión.
Piénsalo de esta forma, alguien que llega a reconocer que tiene un carácter muy explosivo ante situaciones estresantes con su pareja puede entonces dar pasos para ir modulando esas reacciones, si es que le interesa tener una relación armónica. Ya sea leyendo del tema, entrar a un grupo de meditación, haciendo más ejercicio o tomando terapia para aprender a regular mejor sus emociones. Como lo mencionó de forma precisa Carl Rogers, uno de los psicólogos más influyentes del s. XX:
“La paradoja curiosa es que cuando me acepto tal como soy, entonces es cuando puedo cambiar”
Carl Rogers
La humildad nos permite entrar en contacto nuestras limitaciones y virtudes. Con el tiempo la humildad nos permite conocernos mejor. Así tenemos mayor flexibilidad de respuesta para tomar decisiones más adecuadas ante las adversidades, cualidad fundamental de la resiliencia.
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Meta-habilidad para la vida
Se llama meta habilidad porque nos permite adquirir y desarrollar otras habilidades. Por eso la humildad y la resiliencia son más importantes que las habilidades en general, pues sin ellas no hay apertura para nuevos recursos. Si no estamos abiertos a reconocer lo que podemos cambiar, a recibir retroalimentación que nos haga mejorar, es poco fácil desarrollarnos y crecer. Sin flexibilidad de respuesta es como un barco que a pesar de ver la tormenta, se dirige a ella porque esa era su ruta inicial antes de zarpar. No corrige el rumbo y corre el riesgo de hundirse.
Decía mi tío Einstein que hacer lo mismo una y otra vez esperando obtener resultados diferentes es LOCURA.
Afortunadamente tanto la humildad como la resiliencia son meta-habilidades humanas que pueden cultivarse en el tiempo. Todo empieza con un primer paso.
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