Intensamente 2: Las emociones de la adolescencia
Intensamente 2 refleja algunas de las emociones que se intensifican en la adolescencia y lo normal que es sentirlas, incluso aquellas que son incómodas.
Imagen de Pixar
Si viste la primera película de Intensamente, tal vez a estas alturas ya corriste a ver la segunda parte. Yo la vi con mi familia semana y media después del estreno y puedo decirte que me encantó. Al igual que la primera parte, en esta película podemos ver nuevamente las emociones de Riley, ahora una adolescente de 13 años con un repertorio emocional más amplio.
La ciencia de las emociones
Si recordarás fue en 2015 cuando salió la primera parte de Intensamente, convirtiéndose en un éxito de taquilla por su animación y sobre todo por el tema que abordaba, intrínseco a todos los seres humanos: las emociones. ¡Y no! No era la primera película de Disney, ni de ningún otro estudio en abordarlas. Pero sí fue una de las primeras en apoyarse en la ciencia de las emociones para llevarla a la pantalla de forma brillante y contar la historia de Riley, una niña de 11 años con un pie en la adolescencia.
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En aquel entonces Pixar se acercó al Centro de la Ciencia para el Bien Mayor (Greater Good Science Centre) de la Universidad de Stanford para asesorarse con su director, Dacher Keltner, y de esta forma plasmar en la primera película y en esta segunda parte también, las emociones humanas con bases científicas. El resultado se nota, pues Intensamente 2 también es una exploración profunda de la experiencia emocional humana. Resalta de manera magistral la complejidad de este mundo. Aunque no deja de ser una película originalmente pensada para público infantil, vaya que también podemos vernos reflejados los adultos.
Tal vez de los puntos que más me llamaron la atención en esta segunda entrega, sea la importancia que tienen TODAS las emociones para nuestro bienestar, aun las que quisiéramos exiliar en lo más recóndito de nuestra mente, como hicieron con Ansiedad. Así mismo destaca, al igual que en la primera parte, cómo al aceptarlas a todas como parte natural de ser quienes somos promueve un sentido de seguridad y pertenencia, a pesar de las olas de la vida.
Aceptar todas nuestras emociones como parte natural de ser quienes somos promueve un sentido de seguridad y pertenencia.
En esta segunda parte Riley ya tiene 13 años. Está en una nueva etapa del desarrollo en el que su cerebro presenta cambios dramáticos que se ven reflejados en sus emociones. De pronto recibe una “actualización” en su tablero emocional, apareciendo nuevos personajes:
Aburrimiento: ¿Qué tal la cara de un adolescente cuando no encuentra qué hacer? Esta es una emoción normal que aparece desde que estamos pequeños. La diferencia es que en la infancia utilizando nuestra imaginación podemos provocar segregaciones de dopamina más fácilmente, el neurotransmisor de la promesa de placer. Cualquier cosa puede ser un juguete y eso nos ayuda a sentir que la vida es divertida. En la adolescencia lo que sucede es que esa dopamina ya no se segrega con cualquier cosa, provocando que el adolescente se aburra muy fácilmente si no encuentra fuentes de dopamina.
Envidia: Igual que el aburrimiento, podemos sentir envidia desde la infancia, pero se intensifica en la adolescencia pues comenzamos a darle mucho más peso a los pares. Podemos envidiar la popularidad de algunos, la aparente seguridad, destreza y apariencia física de otros, pues la envidia nos indica que hay algo de los demás que quisiéramos para nosotros. Al ser una especie tremendamente social la opinión que nuestros pares tienen de nosotros se vuelve muy importante en esta etapa y comenzamos a buscar un lugar dentro de los diversas tribus que surgen.
Vergüenza: Caso parecido a las anteriores, pues comenzamos a sentir esta emoción desde que empezamos a dar los primeros pasos cuando los adultos que nos cuidan nos llaman la atención por algo que hemos hecho mal a sus ojos. Esta emoción surge ante una sanción social en la que nuestro comportamiento no es aceptado por la razón que sea, provocando un miedo a la desconexión con los demás, algo muy doloroso. Cuando nuestras acciones nos ponen en riesgo o a alguien más es normal que surja la vergüenza. La cosa es que en la adolescencia se puede exacerbar al no sentirse el adolescente aceptado/ aceptada por alguien o por algún grupo, incluso si solo es por la ropa que usa.
La vergüenza surge ante una sanción social en la que nuestro comportamiento no es aceptado por la razón que sea, provocando un miedo a la desconexión con los demás, algo muy doloroso.
Esta emoción activa el sistema nervioso parasimpático, la rama dorsal vagal, provocando una sensación visceral muy incómoda. Cuando sale de proporción y si es muy frecuente puede ser una de las emociones más corrosivas del ser humano. El/la adolescente puede perder de vista que fue un comportamiento (hice algo vergonzoso) el que lo/la llevó a experimentar vergüenza y confundirlo con una evaluación errónea del “yo” (soy algo vergonzoso), creando la sensación de que somos defectuosos, inadecuados y de que algo está mal en nuestra esencia. La verguenza puede ser un gran descarrilador de la resiliencia que tanto necesita el adolescente en esta etapa.
Y finalmente la que se lleva la película…
Ansiedad, una emoción normal
Al igual que las anteriores, la ansiedad puede sentirse en cualquier etapa de la vida pero puede volverse más recurrente en la adolescencia por el peso que tiene ahora la vida social. Es una emoción que activa el sistema nervioso simpático, activando al respuesta de estrés y preparando nuestra cuerpo para enfrentar la amenaza: huyendo o luchando.
Por eso la experimentamos con sensaciones viscerales como respiración agitada, taquicardia, nerviosismo generalizado, sudoración, miedo, intranquilidad o tensión. Como bien lo muestra la película, los detonadores comunes de esta emoción son los pensamientos negativos anticipatorios, o sea de algo que aun no ha sucedido, o como me gusta decirlo: catastrofizaciones. Por ello una de las funciones que tiene la ansiedad aun si no siempre la cumple es: Anticipar todo lo que puede salir mal en una cierta situación tratando de evitar que surjan emociones muy incómodas, como por ejemplo la vergüenza.
Anticipar todo lo que puede salir mal en una cierta situación y así “evitar” que surjan emociones incómodas, como por ejemplo la vergüenza.
Riley ahora se enfrenta a los retos sociales comunes en la adolescencia: el duelo por la pérdida del “yo” niño/niña, el peso de los pares en la autoimagen, la búsqueda de pertenencia al grupo y la posibilidad de ser excluidos, algo que a esa edad podemos vivir como una cuestión de vida o muerte. Tanta es la necesidad de buscar la pertenencia y aprobación de otros que el adolescente desarrolla una hiper conciencia hacia los demás, buscando gestos que confirmen la validación, o bien que la nieguen. ¿Recuerdas la escena cuando Ansiedad hace un segundo escaneo del rostro de su compañera buscando y encontrando el microgesto que , según ella, comprueba la desaprobación hacia Riley?
Por ello es que Riley, igual que millones de adolescentes en el mundo, se ve influenciada por sus pares y muy importante: por las expectativas reales e imaginarias, implícitas y explícitas que sus pares tienen y las que ella cree que tienen sobre ella. Esto es otro factor que le provoca ansiedad.
Como mencionaba arriba, la ansiedad así como las otras emociones que aparecen ahora, no son exclusivas de la adolescencia, pero sí se intensifican mucho pues ahora el adolescente se encuentra en búsqueda de su propia tribu. Como Riley que trata de impresionar a su nuevo grupo de “amigas” del hockey. Y con tal de pertenecer muchos/muchas son capaces de cosas que antes no se hubieran imaginado con tal de ganarse ese “lugar” y encajar en un grupo.
Las emociones incómodas
A mí me parece que la película refleja algo con lo que los seres humanos tenemos que lidiar, aun si no nos gusta: Normaliza la experiencia de ciertas emociones incómodas. Cuando a mis pacientes les digo que está bien sentir ansiedad, rabia, vergüenza, etc. la mayoría no lo acepta de primera instancia, pero al irles explicando que todas las emociones son normales, que tienen un propósito, aun las que no quisieran sentir, y que si se dejan sentirlas sin que se desborden, pueden comenzar a desvanecerse.
Intensamente 2 refleja algo muy importante pues normaliza la experiencia de ciertas emociones incómodas.
De hecho muchos de mis pacientes, y en general de personas que buscan terapia, lo hacen por emociones incómodas que muchas veces creen no “deberían” de sentir. Buscan una especie de “cura mágica” que se lleve el miedo, el enojo, rencor, ansiedad o tristeza que por alguna razón están experimentando. Más de uno me ha mirado con desconcierto cuando le digo que es normal que esté sintiendo eso que está sintiendo y que no se trata de “deshacerse” de esa emoción, ni pelearse con ella, sino reconocerla, aceptarla y navegarla para que pueda pasar.
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Por ello me pareció muy acertado cómo la película muestra lo incómodo que pueden ser. Por ejemplo, cuando Ansiedad llega a tomar el control total de las acciones de Riley en el partido clave del torneo. Al hacerlo Riley llega incluso a ignorar y hasta empujar a las amigas que originalmente buscaba impresionar. Es tanta la presión interna que tiene por lograrlo que experimenta un ataque de ansiedad. Y aunque tal vez no todos los adolescentes lleguen a experimentar uno en su vida, sí que experimentarán ansiedad alguna vez en esta etapa.
Como con cualquier otra emoción incómoda, se trata de darle la bienvenida cuando surge pero evitando que se desborde, y como en la película, que tome el control total. Esta es la gran diferencia entre un adolescente que puede llegar a sentirla en algún momento y otro que puede empezar a desarrollar ansiedad generalizada, algo tristemente común en la adolescencia al estar el cerebro en una especie de “remodelación”.
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¿Esas son todas las emociones?
Ni Intensamente 1 ni 2 reflejan todo el repertorio emocional humano pues sería muy difícil mostrarlo todo en una película. De hecho sus creadores originalmente y tratando de apegarse un poco más a la propuesta de las emociones de Paul Ekman, psicólogo norteamericano pionero en su estudio, tenían pensado incluir 24 emociones para esta segunda parte. Como te imaginarás son demasiados personajes para contar una historia sin perder el mensaje principal. Por ello decidieron que dejarían algunas otras para una probable tercera parte. Tal vez lo que a mí me hubiera gustado que aparecieran más son algunas emociones más exaltadas que comienzan a asomarse en esta etapa, como la empatía y la gratitud.
Si bien Val -la nueva amiga a la que tanto quiere impresionar Riley- se muestra empática con ella, quiere que sea ella misma y que no se enfoque en cumplir las expectativas implícitas y explícitas de los demás, dicha empatía no aparece como un personaje como tal. Sí, es cierto, esta emoción no está del todo desarrollada a esta edad pues el cerebro aún no termina de desarrollar todas las áreas involucradas en ella. Pero ojalá si de verdad Pixar realiza una tercera entrega incluya más emociones de este tipo que también normalice la empatía y la compasión, emociones también normales y que el mismo Dacher Keltner ha mencionado, son las que nos han ayudado a sobrevivir como especie.
Aceptación e Integración
A mí me parece que Intensamente 2 refleja de manera clara algunas de las emociones que se intensifican en la adolescencia y lo normal que es sentirlas, incluso aquellas que son incómodas. Ilustra también cómo el exiliar alguna de ellas puede tener el efecto opuesto.
Ya sea cuando alegría desechaba un montón de momentos porque no eran a sus ojos lo suficientemente alegres, así como ansiedad desecha a Furia, Miedo, Desagrado, Tristeza y Alegría. El bienestar surge cuando integras TODAS tus emociones y las aceptas como parte natural de ser tú.
Al final de la película puedes ver cómo a Ansiedad le dan su propia silla para que tome su lugar y siga cumpliendo su propósito, ahora de forma más saludable. A eso me refiero a darles la bienvenida cuando surgen pues, como hemos visto en las dos partes, todas tienen un propósito, incluso aquellas que podemos experimentar como incómodas. Sólo hay que aceptarlas y aprender a navegarlas.
Si deseas puedo acompañarte en todo este proceso para aprender a reconocer, aceptar y navegar tus emociones para una vida más satisfactoria.
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