¿Cómo ser resiliente? Juega
El juego nos ofrece la oportunidad de desarrollar habilidades que se asocian con altos niveles de resiliencia. Así que si quieres ser resiliente juega y si quieres que tus hijos lo sean juega con ellos.
El juego, aunque no lo creas, está desapareciendo paulatinamente de muchos hogares, escuelas y calles. En Estados Unidos en las últimas dos décadas los niños han perdido 8 horas a la semana de juego libre, no estructurado y espontáneo. Las razones, el tiempo dedicado a deportes organizados se duplicó, las demandas académicas escolares han aumentado y el tiempo dedicado a los dispositivos tecnológicos sin contar la tele, se ha triplicado.
Tal vez podrías pensar: “Pues qué más da que los niños ahora jueguen con su celular en lugar de juguetes o en la calle. Además, si dedican más tiempo a tareas y al estudio se preparan mejor para el futuro”. Mmm, la ciencia nos dice otra cosa.
¿Qué es el juego?
Tal vez te venga a la mente escenas de niños corriendo, amigos sentados jugando algún juego de mesa o jóvenes jugando football. Todas estas son formas de jugar. Si vemos a niños pequeños nos daremos cuenta que juegan sin que nadie les diga cómo. Los humanos nacemos sabiendo jugar. Es cuando llegamos a la edad adulta que pareciera comenzamos a olvidar cómo. ¡Ojo!, no quiere decir que nos pongamos a jugar encantados o escondidas en la oficina. Por eso vamos a ver qué significa jugar para los adultos.
Según Stuart Brown, psicólogo e investigador clínico:
“El juego es una actividad voluntaria, inherentemente placentera y sin un propósito aparente que es un fin en sí mismo y que refuerza los músculos y las habilidades sociales que nos proporciona un estado de equilibrio y serenidad.”
¿El adulto también juega?
Sucede cuando estamos inmersos en algo tan placentero que ni cuenta nos damos del tiempo que ha pasado y no queremos que acabe. La recompensa del juego está en la actividad en sí. En consultas, sobre todo con personas con depresión, cuando les pregunto qué es el juego para los adultos, me doy cuenta que para muchos son apuestas, football, baraja y listo y otros de plano no lo tienen en el radar. Te preguntarás por qué saco el tema sobre todo con personas con depresión. Pues la respuesta es muy simple, porque el juego es un antidepresivo natural.
Cada persona tiene sus propias actividades a las que llama juego. Sí, están incluidos los juegos de mesa, deportes, etc. Pero hay muchas otras que pueden serlo, todo depende de los gustos de cada persona. Por ejemplo, para mí preparar una cena con mi esposa mientras escuchamos música es algo que disfruto muchísimo. Ese es parte de mi juego. A ella le encantan las plantas y puede pasar horas haciendo jardinería. Ese es uno de los momentos de juego para ella. Busca cuáles son tus momentos de juego.
Lee aquí: La sábila: resiliencia hecha planta
Relación entre juego y resiliencia
Regresando al tema central veamos ahora qué tiene que ver el juego con la resiliencia y para eso voy a mencionar cómo influye en nosotros cuando somos pequeños.
El juego ofrece a los niños la oportunidad de desarrollar características que se asocian con altos niveles de resiliencia pues a través de él están construyendo una identidad –quién soy- , lo que saben y están identificando sus miedos y alegrías. Los abordajes que incluyan juego apoyan el desarrollo de su resiliencia pues les brinda oportunidades para desarrollar autonomía, la capacidad de actuar y el poder hacer una pausa ante circunstancias estresantes.
¿Estrés? ¿Cuál? Piénsalo de este modo, un niño pequeño percibe el mundo muy distinto a como lo percibes tú. Para ellos un simple juego en el que pierden o no saben qué hacer puede resultarles estresante. De ahí que sea un ensayo en el que se enfrentan a situaciones adversas pero inofensivas y en un entorno protegido. Son sus pininos en el desarrollo de resiliencia.
Pero el juego también permite desarrollar otra serie de habilidades de resiliencia como las del modelo de 7 C’s de Ginsburg y Jablow (2015)1:
1.- Competencia: es la habilidad de manejar situaciones de forma efectiva, de confiar en su juicio propio y enfrentar situaciones difíciles.
2.- Confianza en sí mismo: La sólida creencia en las capacidades propias, desarrollan la seguridad de afrontar nuevos retos y confían en su habilidad de tomar decisiones oportunas.
3.- Conexión: Los niños con conexiones cercanas a su familia, amigos y a la comunidad tienden a tener un mayor sentido de seguridad que previene que busquen alternativas negativas.
4.- Carácter: Los niños con un carácter más sólido tienden a tener un mayor sentido de valor propio y confianza en sí mismos, además de que en tiempos de crisis tienen la habilidad de entrar en contacto con sus valores.
5.- Contribución: Los niños que comprenden la importancia de la contribución personal desarrollan un sentido de propósito que los motiva no solo a tomar decisiones y acciones que mejoren el mundo sino que mejoran su carácter, su competencia y su sentido de conexión.
6.- Control: Cuando los niños se dan cuenta que sus decisiones pueden afectar a otros y de que pueden influir en sus acciones y decisiones, entonces aprenden que tienen u cierto control. Aprenden que muchas cosas suceden como consecuencia d elas decisiones de las personas, saben que pueden hacer la difer3encia y promueve su competencia y confianza.
7.- Afrontamiento (bueno, en inglés empieza con “c”). Los niños que aprenden a afrontar el estrés de forma efectiva están mejor preparados para los retos de la vida.
Además de contribuir a desarrollar estas habilidades, los abordajes basados en el juego también promueven elementos de un entorno protector, como por ejemplo relaciones interpersonales en las que se preocupan por los demás, apoyan a otros, amistad, relaciones con los pares, conexión con adultos competentes, seguridad, armonía, logro de objetivos, experiencias positivas y oportunidad para establecer relaciones personales significativas. Cuando un niño juega no es solo para entretenerse, está fortaleciendo su cerebro y preparándose para ser un adulto resiliente.
Cuando un niño juega no es solo para entretenerse, está fortaleciendo su cerebro y preparándose para ser un adulto resiliente.
Edgard Ramírez
Por eso es que todos necesitamos del juego, adultos incluidos.
El Juego en el cerebro
Finalmente te comento un estudio muy revelador de Marian Diamond, una de las principales investigadoras del juego, de los ambientes enriquecidos e incluso de la Neuroplasticidad, que realizó con ratas. Lo primero que hizo fue hacer que las ratas recorrieran un laberinto que tenía un queso al final para luego ponerlas en uno de tres grupos de jaulas durante un tiempo y después sacarlas para que volvieran a recorrer el laberinto. El primer grupo de jaulas tenían juegos que Diamond cambiaba regularmente, además de que en cada una había otras ratas con las cuales jugar. En las del segundo grupo también había compañeros de juego pero no tenían juegos. El tercer grupo de jaulas no tenían ni compañeros, ni juegos. Y esto fue lo que encontró.
El grupo de ratas que habían estado en jaulas con otros compañeros y con juegos recorrían el laberinto mucho más rápido que los demás grupos. Su memoria y motivación para recordar dónde estaba el queso era mejor. Cuando estudió sus cerebros notó que ese grupo mostraba una corteza cerebral más gruesa que los otros dos. La corteza es un área que está asociada al procesamiento cognitivo: toma de decisiones, planeación, razonamiento, etc. Incluso está involucrada con la resiliencia. El grupo de ratas al que le fue peor es al que estuvo en jaulas sin compañeros y sin juegos, mostrando una corteza cerebral más delgada.
Como puedes ver el juego en verdad es benéfico para nuestro cerebro, además de que potencia nuestra memoria y aprendizaje, es un antidepresivo natural y un factor de resiliencia. Así que si quieres ser resiliente… ¡juega!, si quieres mejorar tu relación de pareja, sé juguetón, y si quieres que tus hijos sean resilientes juega con ellos.
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Referencias:
1.- Ginsburg, K. R. and Jablow, M. M. (2015). Building resilience in children and teens: Giving kids roots and wings. Elk Grove Village, IL: American Academy of Pediatrics.