¿Apego o amor? ¿Cuál pesa más en nuestras relaciones de pareja?

Tiempo de lectura: 7 minutos

 

Foto de Alvin Mahmudov en Unsplash

“No puedo soltarlo/soltarla, lo peor es que esto me pasa cada que termino una relación”. Frases como esta las escucho muy seguido en consulta. Y también muchas preguntas que si esto es amor, obsesión u otra cosa. Cada caso es distinto, pero lo cierto es que no siempre se trata de amor, pues esta emoción a veces termina arrumbada por el peso de nuestra neurobiología: el estilo de apego, sobre todo el de tipo inseguro.

 

Comúnmente mis consultantes me preguntan qué es lo que “hacen mal y deberían hacer o cambiar” para “encontrar el amor verdadero”.  Cuando me lo preguntan así les respondo que lo primero es quitar el deberías de tu vocabulario, pues añade presión a la ya de por sí dolorosa situación que están viviendo. Lo segundo es acompañarles a aclarar qué es el amor verdadero para ellos, y en esto se puede ir un buen tiempo de la sesión pues normalmente  salen muchos mitos e ideales que tienen sobre el amor en las relaciones de pareja. A veces tan idealizado que por ello les resulta quasi imposible de alcanzar. Pero lo más importante para tener relaciones de pareja más satisfactorias es conocer y sobre todo, sanar el estilo de apego inseguro que a menudo muestran estos consultantes.

 

¿Qué es el apego?

La teoría del apego aunque está muy de moda en videítos de Tik tok y reels de Instagram, para nada es nueva. Fue propuesta por el psicólogo John Bowlby, psicólogo y psicoanalista inglés allá por los años 50 del siglo pasado. Fue el primer psicólogo en poner énfasis sobre la vital necesidad de los infantes humanos de experimentar una sensación de seguridad e intimidad en las relaciones con sus cuidadores primarios para convertirse en adultos seguros.

Esto es el apego, un instinto de nuestra neurobiología que nos lleva a buscar una figura con la cual relacionarnos para ser fuente de seguridad y conexión, a esto se le llama figura de apego. Qué tan seguros nos sintamos en estas relaciones marcará rumbo a como nos relacionamos con los demás en nuestra vida, no solo en la infancia, esto es nuestro estilo de apego.

A partir de los postulados de Bowlby  ha habido muchos estudios y sus propuestas se han ido ampliando hasta nuestros días. ¿Y qué tiene que ver esto con el amor romántico que festejamos cada 14 de febrero? Pues TODO, ya que el estilo de apego que desarrollamos tendrá una gran influencia en nuestras relaciones de pareja.

Lee aquí: Cómo cultivar un amor duradero

 

Amor vs Apego

Y no, no es porque un estilo de apego ame más que otros. Aunque amor y apego están muy relacionados y comparten rasgos, también hay diferencias. El amor tiene que ver con los sentimientos hacia alguien más en tanto que el apego tiene que ver mucho con cómo nos sentimos nosotros a partir de las acciones de esa persona que amamos. Te doy un ejemplo, un chico ama a su novia, sin embargo esta no le responde los mensajes en varias horas pues se encuentra trabajando. El chico en cuestión se pone ansioso por que no recibe respuesta y se imagina lo peor. Él ama a su novia,  pero su estilo de apego le hace experimentar ciertas emociones y sensaciones físicas que dan rumbo a sus acciones en la relación.

Lee aquí: Amor: la sincronía de nuestra neurobiología con los demás

 

No es la cantidad de amor en lo que difieren sino en la forma de amar y en cómo se siente la persona sobre sí misma, basado en experiencias pasadas y ancladas en el deseo de seguridad y conexión. El apego no es una “forma de ser” casual.  Está fuertemente inscrito en nuestro sistema nervioso  y nos hace buscar personas con quienes relacionarnos. La forma de relacionarnos no es igual en todas las personas. Aun cuando cada quién tiene un estilo particular, existen rasgos generales que se han agrupado en 4 principales tipos de apego.   

 

¿Y yo qué estilo de apego tengo?

Podemos tener varios estilos, aunque generalmente hay alguno que predomina. No se trata de tener un estilo “correcto”, sino un estilo más funcional que te permita relaciones interpersonales más satisfactorias. Así que lo mejor es ser despiadadamente honestos a la hora de identificar nuestro estilo prevalente pues cuando lo sabes, aunque no nos guste, podemos entonces realizar acciones y ajustes que nos permitan desarrollar un estilo de apego más seguro. Oh sí, te lo digo por experiencia que se puede ir cambiando con el tiempo gracias a la neuroplasticidad, una maravilla de nuestro cerebro y sistema nervioso. Ahora sí, para saber el tuyo solo checa con cuales de las siguientes afirmaciones te identificas más:

Tipo A

  • Normalmente dependo de la aprobación de otros para sentirme bien conmigo mismo/misma
  • Me preocupo mucho por mis seres queridos cuando no están físicamente a mi lado.
  • Normalmente me preocupa que aleje a los demás sin querer.
  • Normalmente deseo estar más cerca de mis amistades, familiares y pareja de lo que ellos quieren estar de mí.

 

Tipo B

  • Normalmente me siento sofocado/sofocada en las relaciones, especialmente con parejas.
  • Me siento mejor conmigo cuando soy independiente y autónomo/autónoma.
  • Varias personas me han dicho que soy distante.
  • Normalmente me pregunto por qué otras personas se molestan por cosas tan triviales en uan relaicón.
  • Normalmente dejo que las cosas “se me resbalen.”

Tipo C

  • Mis emociones son muuuy intensas, a veces me asustan.
  • Quisiera estar más cerca de los demás, pero me da mucho miedo que me lastimen.
  • Cuando comienzo a tener más cercanía emocional con alguien me da pánico, prefiero evitar tanta “cercanía”.
  • Quiero confiar en mi pareja, pero rara vez puedo hacerlo.

Tipo D

  • Me gusta estar con seres queridos y también a pasar ratos a solas.
  • No me preocupo mucho por mis seres queridos cuando no estamos físicamente juntos.
  • Experimento emociones profundas, pero rara vez pierdo la cabeza.
  • Normalmente sé qué lo que estoy sintiendo.
  • Rara vez me he sentido sofocado/sofocada en mis relaciones de pareja.

 

¿Listo? ¿Tienes ya identificado un estilo predominante? Pues aquí te va cuál es cuál y ten en cuenta que los estilos de apego no son elecciones conscientes que las personas hacemos, sino son el resultado de nuestra historia de vida, del desarrollo que tuvo nuestro sistema nervioso, especialmente en la infancia y adolescencia y cómo este aprendió a autorregularse y a corregularse con otras personas.  

Lee aquí: El amor en el cuerpo

 

Bueno pues las primeras tres letras: A, B, y C son los que se agrupan en estilos de apego inseguros. La evitación y la ansiedad que los caracterizan son los distintivos de estos estilos de apego que nos llevan en muchísimas ocasiones a terapia. Vaya que a mí sí en su momento. Dentro de este grupo hay tres tipos de apego:

 

Foto de Jakob Owens en Unsplash

Tipo A – Ansioso: Un miedo al abandono que puede llevar a una persona a aferrarse demasiado y en extremo sensible a la falta de aprobación de los demás. Teme que su pareja le deje y le cuesta trabajo estar a solas. Cuando termina una relación de pareja, “casualmente” ya está iniciando otra en semanas o días.

Tipo B – Evitativo: Tiene un miedo a la intimidad, cercanía emocional y vulnerabilidad que le lleva a retraerse, apartarse y no involucrarse mucho. Siente que tiene que “ocultar” emociones intensas para aparentar fortaleza e independencia.

Tipo C – Desorganizado: Comúnmente en personas que experimentaron eventos traumáticos, y/o crecieron en entornos de adicciones. Es un estire y afloje entre acercarse y alejarse de su pareja y de los demás en general, oscilan entre el estilo ansioso y evitativo dependiendo la situación. Las relaciones interpersonales pueden ser para este tipo de apego fuentes de seguridad y estrés.  

Tipo D – Seguro: Este tipo de apego es el más deseado y el que provee relaciones de pareja más satisfactorias. Como les digo a mis consultantes, cuando se vive en pareja desde este lugar hay poco espacio para el drama pues la confianza está presente en cada miembro de la pareja, cada quien experimenta la relación como un espacio seguro, una fuente de seguridad y crecimiento en lugar de ser una fábrica de estrés

 

¿Y qué pesa más: amor o apego?

Foto de Andrik Langfield en Unsplash

La pregunta del millón. El amor al ser una emoción positiva puede ayudar a regular nuestra fisiología y estado emocional. Varios estudios muestran que las personas experimentan menores tasas de eventos cardiovasculares y depresión, aumentan sus niveles de resiliencia y muestran un sistema inmunológico más robusto  cuando se encuentran en relaciones amorosas. Pues estar enamorado/enamorada, con cualquier estilo de apego pero con una dinámica saludable contendrá a ambos, amor y apego. La cosa se complica cuando el apego está determinado por la dependencia  y el miedo al abandono, cuando en la dinámica de pareja hay poco respeto mutuo y no promueve espacio para el crecimiento, la autonomía y la aceptación de la otra persona tal como es. Bajo estas condiciones el amor puede no ser suficiente para mantener la relación.

Lee aquí: La resiliencia en nuestras relaciones de pareja

 

¿Qué hacer para ir desarrollando un apego más seguro?

Como puedes ver el apego tiene un peso fuertísimo en una relación interpersonal, más en la de pareja. Lo bueno es que con el tiempo podemos transitar hacia un estilo de apego más seguro. Aquí te propongo 3 acciones. 

1.- Ubica un/una terapeuta que maneje la teoría del apego y comienza a trabajar con él/ella. Es muy importante este tipo de apoyo pues recuerda que el estilo de apego se formó en relación con otras personas, por lo tanto tener nuevas experiencias correctivas con otras personas familiarizadas con este tema en un entorno profesional y seguro es una de las acciones más sensatas.  

2.- Busca espacios para interrelacionarte con personas de apego seguro. Ya sea grupos de autoayuda, amistades, familiares, etc. que identifiques muestran los rasgos de este tipo de apego. De forma muy similar al punto anterior, es importante que tengas nuevas experiencias con este tipo de personas, que con el tiempo y como apoyan ciertos estudios, van sobrescribiendo en tu sistema nervioso los impulsos de apegos inseguros.

3.- Aprende estrategias de autorregulación. Esto es vital para momentos en los que las emociones no tan lindas de los apegos inseguros aparecen y no te encuentran con alguien que te apoye a regularte. Hay muchas formas en que puedes hacerlo, desde respiración diafragmática, meditación, mindfulness, movimiento, ejercicio físico, salir a caminar, conectar con la naturaleza, etc. Aquí te propongo una meditación que puede apoyarte en esos momentos. Prueba varias opciones y practica las que te chequen más.

 

Puedo decirte por experiencia propia que es posible , como dicen varios autores, “ganarse” un estilo de apego seguro con el tiempo. Como la mayor parte de los cambios en el ser humano estos se dan con base en la repetición. Como cuando aprendiste a andar en bicicleta, las caídas son parte del proceso de aprendizaje,  te darás cuenta de tu avance mientras más practicas, y con el tiempo puedes volverte mucho mejor ciclista.

 

Puedes comenzar este proceso ahora.

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Edgard Ramirez
Edgard Ramirez
Viajero de nacimiento, coach y psicoterapeuta especializado en hipnosis ericksoniana por elección. Te ofrezco herramientas para reinventarte desde ésta y las neurociencias, pues acelera el cambio y la resolución de problemas de mis clientes.

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