3 Mitos sobre la depresión que no ayudan en nada
Habiendo vivido la depresión en carne propia, sé de primera mano cuántos mitos y desinformación existen que no ayudan pero sí estigmatizan a quien la padece.
Antes de haberla experimentado había escuchado tantas cosas equivocadas acerca de este padecimiento que la primera vez que una terapeuta me dijo que tal vez tenía depresión me sentí ofendido. “¿Yo depresión? Pero sí yo no soy débil de carácter. Estoy decaído, pero eso de estar deprimido a mí no me pasará. ¿Quién se cree esta señora?” Me dije mientras la veía con desdén.
Andar a ciegas
Efectivamente en ese entonces, antes de que yo supiera todas estas cosas del cerebro, estaba en un cuadro de depresión del cual yo no tenía información útil. Lo que sí “sabía” eran muchas ideas equivocadas que en nada me ayudaron a reencender mi luz para salir de depresolandia. Al contrario, esas ideas me hacían sentir peor de lo que ya me sentía. Incluso por un tiempo no busqué apoyo por el temor y la vergüenza que sentía de estar viviéndola. “Esto no puede pasarme a mí. Nadie puede enterarse”. ¡Cómo no iba a sentirme así cuando busqué en internet y lo primero que encontré sobre la depresión fue “Enfermedad mental …”! ¿Quién carajos quiere ser etiquetado como enfermo mental?
Es esa combinación de miedo y desconocimiento sobre la depresión lo que resulta un fertilizante para el estigma, o sea ser considerado dentro de una categoría de personas que son generalmente marginadas en la sociedad. Y como yo en ese entonces, hay millones de personas, hombres y mujeres que tristemente no buscan apoyo profesional.
Está en el sistema no en la personalidad
Justamente al no hablarse de la depresión muchísimas personas desconocen qué es. Mi “yo pasado” incluido. A veces piensan que se trata de algo inventado por quien la padece para evitar enfrentar la vida, o creen que es una especie de holgazanería voluntaria, de falta de autodisciplina o un defecto de su personalidad. Nada de esto es cierto. Gracias a los escáneres cerebrales sabemos ahora que los cerebros en las personas con depresión están funcionando distinto a los de quienes no la padecen.
Quienes la padecen normalmente presentan demasiada actividad en el sistema límbico, la parte emocional del cerebro. Las siguientes imágenes tomadas del sitio web de Amen Clinics, del Dr. Daniel Amen, muestran dos patrones de activación distinta en el cerebro. A la izquierda se observa un cerebro en funcionamiento saludable mientras que a la derecha se observa la sobre activación en el sistema límbico.
Por eso creo en la importancia que tiene para la recuperación de quienes la padecen que como sociedad dejemos de creer en esos mitos e ideas equivocadas sobre un padecimiento que afecta alrededor de 350 millones de personas en el mundo y que según estimaciones de la OMS para el 2030 se espera sea el primer problema de salud a nivel global y la principal causa de discapacidad en México.
Así que aquí te van 3 de esos mitos.
Mito # 1: Estar deprimido es igual a estar triste, agüitado, decaído o algún sinónimo.
Aunque la depresión comúnmente implica un estado de ánimo apagado, no es lo mismo que estemos tristes por alguna adversidad o problema que hemos vivido a que estemos deprimidos. ¡Para nada! Lo que sucede en la depresión es que los neurotransmisores que normalmente mantienen nuestro estado de ánimo “normal” están desajustados. Por eso a una persona que la padece le cuesta trabajo alegrarse con las mismas cosas que antes le daban alegría. No porque no quiera, sino de verdad, la química cerebral está funcionando a otros ritmos y en cada persona es diferente.
Por eso cada quien la experimenta de forma muy diferente. En mi caso te puedo decir que era una tristeza sobrehumana que no se quitaba porque me contaran un chiste o me dijeran que todo se iba a acomodar. ¡Ojalá así fuera! Así que no, no es lo mismo estar triste a estar deprimido.
Mito #2: La depresión es algo de lo que sales con fuerza de voluntad
¡Ja! Quien dice esto no la ha vivido. Hay que entender que la depresión no es una opción que alguien eligió. ¿Quién carambas elegiría ese estado que es tan doloroso? Sí, tal vez la voluntad pueda servirles a algunas personas para dar el primer paso y buscar ayuda profesional. Lamentablemente sabemos por estadísticas que una muy buena parte de quienes la padecen no la buscan por las más diversas razones, una de ellas es nuevamente el temor y la vergüenza a ser estigmatizados.
Hay que comprender que el cerebro deprimido no responde igual que un cerebro saludable. El desajuste de la química cerebral que te comentaba está relacionado con nuestras relaciones interpersonales, con lo que estamos viviendo en ese momento, con el entorno, con nuestra historia de vida e incluso con predisposición genética. Todo esto va mucho más allá de la voluntad de quien la está padeciendo. No es un tema de “echarle ganas”. Por favor si conoces a alguien que está deprimido, JAMÁS le digas esta frase pues no le va a ayudar y sí puede perjudicarle, pues implica que la persona no está haciendo “lo suficiente” para salir de la depresión y que si sigue deprimida es por su falta de “ganas”.
Por favor si conoces a alguien que está deprimido, JAMÁS le digas la frasecita “échale ganas” pues no le va a ayudar en NADA y sí puede perjudicarle, pues implica que la persona no está haciendo “lo suficiente” para salir de la depresión y que si sigue deprimida es por su falta de “ganas”.
Más bien de ser posible, acompáñala con tu presencia. No tienes que decir nada si no quieres o no sabes qué decir. Puede parecerte poco útil, pero de hecho el conectar saludablemente con personas cercanas, sin juzgarlas, simplemente estando presente para ellas, escuchándolas si quieren hablar o acompañándolas si desean llorar, es una vía poderosísima para salir de la depresión sin medicamentos.
Sentirnos totalmente escuchados y acompañados sin ser juzgados, como sucede en un espacio de terapia, promueve la activación del circuito de recompensa en el cerebro, algo que la persona deprimida necesita en grandes dosis. Segregamos dopamina, la hormona del placer. También liberamos oxitocina, la hormona de la vinculación y la confianza, con lo que la persona siente un alivio al dolor que ha estado viviendo. Así estarás ayudando muchísimo a cambiar la química cerebral de esa persona.
Mito #3: La depresión les da a los débiles.
Esta es muy común y además de ser totalmente falsa también estigmatiza a quien la vive. Puede profundizar la sensación de ser defectuoso, de no estar a la altura de los demás y de las circunstancias. No tiene nada que ver si alguien es fuerte o débil para que padezca depresión. De hecho se requiere de muchos hu3v0$ para pedir ayuda. Muchas personas que han salido del abismo de la depresión se sienten profundamente agradecidas de haber sido liberados de ella. Además quien se ha enfrentado al estigma social, y por supuesto a la vergüenza de padecerla, comúnmente tienen la fuerza del alma de un sobreviviente.
TODOS somos susceptibles de caer en depresión en algún momento de la vida. Lo importante es que quien la está viviendo sepa que su sistema nervioso por alguna razón está disregulado, o sea funcionando de una forma poco óptima, pero que puede llevarlo a su funcionamiento saludable con ciertos cambios. Te lo digo por experiencia, aunque en algún momento parezca que ya no hay esperanza, sí que es posible salir del túnel y hasta fortalecidos, pues créeme, hasta la depresión más severa tiene oportunidades escondidas para nuestro crecimiento.
Si deseas puedo acompañarte a salir de depresolandia. Llama al 442 690 2522 en Querétaro, envíme un mensaje de whatsapp al 446 108 4151 o llena el formulario de aquí abajo y me pondré en contacto contigo a la brevedad.
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